lunes, 5 de diciembre de 2016

El conejo y el león. (Augusto Monterroso)



Un célebre psicoanalista se encontró cierto día en medio de la selva, semi-perdido.
Con la fuerza que dan el instinto y el afán de investigación logro fácilmente subirse a un altísimo árbol, desde el cual pudo observar a su antojo no solo la lenta puesta del sol sino además la vida y costumbres de algunos animales, comparo una y otra vez con las de los humanos.
Al caer la caer la tarde vio aparecer, por un lado, al conejo; por otro, al león.
En un principio no sucedió nada digno de mencionarse, peor poco después ambos animales sintieron sus respectivas presencias y, cuando toparon el uno con el otro, cada cual reacciono como lo había venido haciendo desde que el hombre era hombre.
El león estremeció la selva con sus rugidos, sacudió la melena majestuosamente como era su costumbre y hendió el aire con sus garras enormes; por su parte, el conejo respiro con mayor celeridad, vio un instante a los ojos del león, dio la vuelta y se alejó corriendo.
De regreso a la ciudad el célebre psicoanalista publico cum laude su famoso tratado en que demuestra que el león es el animal más infantil y cobarde de la selva, el conejo el más valiente y maduro: el león ruje y ase gestos y amenaza la universo movido por el miedo; el conejo advierte esto, conoce su propia fue fuerza, y se retira antes de perder la paciencia y acabar con aquel ser extravagante y fuera de sí, al que comprende y que después de todo no le ha hecho nada.

FIN.
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